Decenas de chicos y adolescentes, de este modo, partieron desde la bajada de Avenida San Bernardo y cubrieron varias cuadras de playa recolectando residuos de todo tipo que contaminaban la arena. Se recogieron desde reposeras oxidadas que estaban semienterradas hasta un mediomundo y un neumático, pasando por botellas, envoltorios y otros elementos que, por supuesto, no deberían haber estado allí.
Una vez más, el trabajo desinteresado de un grupo de vecinos ayudó a sanear el medio ambiente. Lamentablemente dicho esfuerzo no es suficiente: se necesita el compromiso de las autoridades y, sobre todo, una mayor conciencia de los residentes y los visitantes. En pocas semanas comenzará el verano y cada uno deberá hacer su parte para que las playas de San Bernardo se puedan mantener en un estado decente. De lo contrario, estaremos condenados a descansar y pasear entre la basura mientras seguimos destruyendo el ecosistema costero…
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