En San Bernardo del Tuyú, los guardavidas tuvieron que desalentar las caminatas por la playa mientras fue obligatoria la permanencia en los hogares, llegó a sonar la sirena de los bomberos en distintos horarios para recordar que la circulación por la vía pública estaba restringida a cuestiones esenciales, no hubo movimiento turístico y los chicos dejaron de asistir a la escuela. Se multiplicaron, en este contexto, las propuestas recreativas y culturales por Internet, así como adquirió protagonismo el servicio de delivery.
Muchos fueron los meses de confinamiento en el hogar, de comercios cerrados y de contactos por videollamada ante la imposibilidad de viajar y de visitar a familiares o amigos. Se suspendieron las clásicas Olimpiadas Escolares, los chicos y jóvenes no disfrutaron al aire libre ni el Día del Niño ni el Día del Estudiante y la Fiesta Nacional del Sol y la Familia tuvo, por primera vez en su historia, formato virtual.