Si bien los niños de La Costa tienen el privilegio de seguir aprovechando la playa antes o después de ir a la escuela, quienes viven en otras ciudades deberán esperar, al menos, hasta el receso de invierno para volver a entretenerse con la arena y el mar. Los castillitos, los pozos y los saltos entre las olas, por lo tanto, se reemplazarán a partir de hoy por cuadernos, libros y recreos en el patio del colegio: no suena, en principio, un cambio demasiado tentador pero hay que reconocer que tiene su encanto llegar al aula, aprender gracias a la dedicación de los maestros, hacer nuevos amigos y pasar momentos inolvidables con ellos.
Ahora es momento de empezar una rutina que a veces puede fastidiar (¡cómo cuesta madrugar o salir de casa en días de lluvia, ¿no?!) pero que es necesaria y enriquecedora. Hacer los deberes y estudiar para tener buenas notas tendrá su recompensa a fin de año: la posibilidad de volver de vacaciones a la playa.