El camino hacia la final de Rusia 2018 es un trayecto que, por más complejo que sea, hay que atravesar si queremos que la selección argentina nos haga campeones del mundo. Las chances de alzar la copa son bajas porque claramente no somos favoritos, pero existen y hay que aprovecharlas.
Hoy, frente a Francia, hay que rendir un nuevo examen. Los nervios siguen intactos, aunque al menos ahora hay una cuota extra de confianza y la esperanza de que el milagro que nos permita seguir soñando, vuelva a suceder.