Tragedia del Rigel: Detectaron el casco hundido

Poco se sabe del barco pesquero Rigel y de sus tripulantes desde la madrugada del sábado 9 de junio, cuando se perdió el contacto mientras navegaba cerca de Rawson (Chubut). Horas después de la desaparición fueron hallados el cuerpo del capitán Salvador Taliercio y algunos elementos de la embarcación marplatense: desde entonces todo es angustia e incertidumbre.

En el barco viajaban otras ocho personas además de Taliercio; entre ellos, Nahuel Navarrete, vecino de San Bernardo. Días atrás su madre, Guillermina Graciela Godoy, comentaba a San Bernardo Info: “Estamos peleando contra el tiempo”.

Tras varias jornadas sin novedades, ayer Prefectura Naval Argentina anunció que el buque de investigación pesquera Víctor Angelescu detectó un “nuevo blanco de interés” en la zona “donde se registró la última emisión satelital”. De acuerdo al análisis de lo detectado, se trataría del casco hundido del Rigel.

Por las malas condiciones meteorológicas las tareas tuvieron que suspenderse. Una vez que el tiempo lo permita, se sumergirá un ROV (vehículo operado a distancia) para tomar imágenes, confirmar oficialmente si se trata del buque buscado y definir los pasos a seguir.

“Esperaba que lo encuentren. Hoy el dolor de comenzar a enfrentar una realidad, me quiebra”, escribió Godoy en las redes sociales. La madre del marinero de San Bernardo dijo sentir “mucha bronca” ya que el descubrimiento tuvo lugar en “coordenadas que Prefectura tenía desde el viernes 15/6”.

Mientras se espera que la búsqueda arroje resultado positivo y los familiares obtengan las certezas que necesitan para seguir adelante, como sociedad nos queda acompañar a los seres queridos de los tripulantes en su dolor y en su reclamo de justicia. Las tragedias en alta mar se seguirán repitiendo mientras no haya controles más firmes por parte de las autoridades, que tienen la obligación de garantizar que los barcos estén en condiciones de navegar y que sus tripulantes cuenten con los recursos necesarios para trabajar de manera segura.

Así despedían a Nahuel Navarrete su madre y su hermano cuando el Rigel abandonaba el puerto de Mar del Plata. El destino quiso que ese recuerdo familiar se convirtiera en un testimonio público que resume el amor y el dolor del círculo íntimo de un marinero que salió a trabajar y, lamentablemente, no pudo regresar: