Si bien en esta localidad costera la tormenta de anoche no tuvo la intensidad registrada en zonas cercanas como Villa Gesell, donde se cayeron postes de luz y árboles y se volaron techos como consecuencia de vientos que superaron los 140 kilómetros por hora, las ráfagas, los relámpagos y la gran cantidad de agua caída en poco tiempo obligó a vecinos y visitantes a tomar recaudos.
Las malas condiciones reinantes impidieron las clásicas caminatas por el centro de la localidad pero, en autos o paraguas en mano, vecinos y visitantes abrigados transitaron por diversas cuadras hasta llegar a sus hogares o decidir en qué lugar cenar. Como suele suceder cuando llueve, los techos se volvieron codiciados y no eran pocos los transeúntes que se aglutinaban en esquinas, entradas de edificios o en comercios esperando una tregua del tiempo para continuar el camino sin demasiadas complicaciones.
A medida que avanzó la noche, por fortuna, la calma retornó a San Bernardo, ciudad en la cual este domingo se presenta nuboso y no tan tentador para pasar la jornada en la playa, tal como sí se pudo hacer ayer hasta el atardecer.
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