Sanciones que no alcanzan para el descontrol en aumento

A lo largo del año se observan en San Bernardo, así como en muchas otras localidades a nivel nacional, conductas y acciones que atentan contra el bien común y, en ciertas circunstancias, hasta comprometen la vida de distintos seres vivos. Lamentablemente, pocas veces estas situaciones tienen un castigo acorde a la falta cometida y los controles no son suficientes para ponerle freno a prácticas indebidas.

En temporada alta, la convivencia en la vía pública se torna compleja dado el significativo aumento de contravenciones y actitudes irrespetuosas que tienen lugar tanto en la playa como en las calles.

Si bien las autoridades municipales deberían fortalecer los controles y aplicar sanciones sin contemplaciones cuando corresponda, no puede haber un policía controlando a cada vecino o visitante de esta ciudad costera.

La música a todo volumen, los sonidos del avión publicitario que suele atravesar el espacio aéreo de la región en época veraniega y el uso de pirotecnia, por ejemplo, son problemáticas que han motivado proyectos de ordenanza a raíz de los efectos perjudiciales que tienen sobre animales y personas, sumados a que generan contaminación acústica. Sin embargo, todavía no se les puso fin y las quejas persisten.

Tampoco están permitidas la extracción de almejas ni la circulación vehicular por la playa, pero es frecuente encontrar gente buscando a dicha clase de moluscos en la orilla y tener que prestar atención a camionetas, autos y motos que avanzan por la arena pese a que no hay calles ni señales de tránsito en la zona próxima al mar.

Sí es usual detectar en el centro de San Bernardo personal que, en verano, multa a los conductores que estacionan donde no corresponde. De todas maneras, abundan los coches frenados en la mitad de distintas veredas o justo sobre rampas para discapacitados y sendas peatonales. Dejarlos en la entrada de cocheras o garajes es otra costumbre que está mal. El listado de faltas que merecen un correctivo ejemplar incluye, asimismo, a quienes pasan por alto semáforos y se desplazan a velocidades no permitidas, así como a toda la gente que no acata las órdenes de los guardavidas y a aquellos que arrojan residuos en cualquier lado demostrando desprecio por el cuidado del medioambiente.

Como resulta evidente, para vivir mejor en comunidad se necesitan educación y respeto, además de políticas públicas firmes y efectivas para generar entornos saludables, seguros, justos y pacíficos tanto en San Bernardo del Tuyú como en el resto de los rincones argentinos.