Un mundo por descubrir

Explorando la inmensidad del mar

El encuentro entre un chico y el mar siempre genera ternura y esperanza. Ternura porque es lindo ver la cara de felicidad y asombro de los más pequeños cuando se mojan con las olas o caminan sobre la orilla. Y esperanza porque tal vez ellos puedan arreglar un poco el caos que les dejamos los adultos.

Qué bueno sería que los chicos que tienen la suerte de estar en contacto con la playa desde sus primeros años, aprendan a amarla y a protegerla. Si logramos que crezcan siendo concientes de la importancia del cuidado del medio ambiente, el mundo, de a poco, sería sin dudas un lugar mejor.

Más allá de la atracción natural que ejerce el mar sobre los niños, tal como se puede apreciar en nuestra postal de este sábado 18 de abril, queda en los más grandes acompañar esa fascinación con enseñanzas y ejemplos. De lo contrario, lamentablemente todo seguirá igual y tendremos playas cada vez más contaminadas…

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