
Sin embargo, por su cercanía al mar y por el mal uso de las máquinas y del espacio por parte de muchas personas, la plaza saludable pronto empezó a perder su esplendor. A menos de un mes de su inauguración, de hecho, los carteles con las instrucciones sobre el funcionamiento de los aparatos aparecieron cubiertos de grafitis.
Por estas horas, para satisfacción de todos los usuarios de los equipos, la plaza deportiva de San Bernardo se encuentra en proceso de renovación. Ya no se ven piezas rotas ni hay rastros de óxido; tampoco inscripciones hechas con aerosol. Aunque aún no fueron colocadas nuevamente las explicaciones sobre el uso de las máquinas, mujeres y hombres de todas las edades ya disfrutan la nueva cara del lugar.
Ahora será responsabilidad de todos cuidar este espacio que, más allá del deterioro vinculado a las condiciones ambientales y del desgaste lógico por su utilización constante, no debería sufrir daños por la falta de conciencia ciudadana de quienes no valoran lo público.
Estaría bueno que planten árboles que ayuden a dar sombra a quienes se ejerciten
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